El valor del factor humano. Toni y Sofía regentan este establecimiento rural en la inmensidad de La Vall de Guadalest, a un rato en coche de las playas alicantinas más bulliciosas. Tranquilidad no falta, atenciones tampoco. El matrimonio se desvive para hacer de su casa un rinconcito modesto pero encantador desde el que partir en busca de aventuras activas. Unos querrán descender por barrancos, otros tirarán hacia las peñas más inaccesibles con su equipo de escalada, otros preferirán la bicicleta de montaña, el paseo a caballo o sencillamente echarse al monte a pie.En casa espera el calor de chimenea de la salita de estar, el té en la de lectura, la mesa puesta en el comedor. Apetece salir a la terraza a contemplar de nuevo el paisaje, siempre a la vista desde la intimidad de los aposentos, discretos y sencillos, con un punto rústico de intenciones presumidas. De fondo, la Sierra de Aitana, la bahía de Altea, la Sierra de Bernia, el Valle de Guadalest y el castillo.
Los sábados por la noche se preparan cenas especiales de picaetas. Hasta 10 picaetas, tapas típicas valencianas, que hacen las delicias de los huéspedes.
Ambiente comfortable
